Aparatología intraoral

Hay una creciente evidencia de base para apoyar el uso de los aparatos orales en el tratamiento de la roncopatía y la apnea. Los datos recientes de ensayos controlados aleatorios indican que la terapia con aparatos orales es eficaz en el control de la apnea por encima del 80% de los pacientes incluidos pacientes con formas más severas de la enfermedad. Esto se asocia con una mejoría significativa en los síntomas, como ronquidos y somnolencia diurna. La razón de la eficacia de estas prótesis, es que el avance de la mandíbula tiene un impacto muy positivo en el incremento del calibre de las vías respiratorias superiores y en la recuperación de su funcionalidad. Existen muchos tipos de aparatos con ventajas potenciales sobre la CPAP ya que estas férulas dentales son discretas, no generan ruidos molestos, no necesitan alimentación eléctrica, y son potencialmente menos costosas y portátiles y con menor impacto psicológico.

Los aparatos orales pueden modificar la permeabilidad de la vía aérea superior durante el sueño mejorándola por la ampliación del calibre y/o por disminución de la colapsabilidad (por ejemplo, mejorar el tono muscular de la vía aérea superior). Se ha demostrado la capacidad de los aparatos intraorales de ampliar la VAS en varios puntos, tanto en el paladar blando como en la base de la lengua. Hay una predominante ampliación del lateral de la VAS, pero también se ha observado expansión en la región antero-posterior. De esta manera, la lengua gana más espacio y se mueve hacia adelante. Desaparece el colapso faríngeo y disminuye la presión crítica.

Los aparatos intraorales realizan un movimiento fundamentalmente de adelantamiento o propulsión y rotación horaria o anterior de la mandíbula debido a que el cóndilo rota y se desplaza anteriormente dentro de la cavidad glenoidea, esto genera un aumento en la sección de la VAS, aunque están implicados otros mecanismos fisiopatológicos neuromusculares. Si bien durante el sueño se produce una mayor caída de la mandíbula hacia atrás con posterotación de la misma que influye en un aumento de la resistencia de las VAS. De hecho, el 69% del tiempo los pacientes con SAHS duermen con la boca abierta más de 5 mm, dato significativamente superior que en individuos sanos (11%), y esta apertura de la boca puede producir una posterorotación con un aumento de la resistencia de las VAS. Este fenómeno nos ayuda a explicar cómo se produce una mejoría importante con pequeños adelantamientos mandibulares incluso sin grandes cambios en la vía aérea simplemente evitando la retroposición de la mandíbula al quedar estabilizada por el aparato intraoral.

Otros de los cambios que se producen son a nivel palatofaríngeo, consistente en un aumento de rigidez y ensanchamiento entre los pilares anteriores y posteriores (m. pataofaríngeo y palatogloso) de la faringe, además se genera un aumento de las paredes laterales faríngeas que es mayor que el aumento del lumen faríngeo en el sentido anteroposterior, un desplazamiento del paladar blando hacia delante y un aumento del calibre a nivel velofaringeo que disminuyen significativamente el ronquido o lo hacen desaparecer. A nivel lingual, la rotación anterior de la mandíbula y el aumento de la dimensión vertical consecuente con esta apertura tensan y activan al músculo que juega el papel más importante el geniogloso. Se ha comprobado mediante electromigrafía como se incrementa el tono muscular del geniogloso tras la aplicación de aparatos intraorales. De esta manera la lengua ocupa un espacio más anterior evitando la caída posterior y por tanto la obstrucción de la vía aérea. El juego de presiones a nivel de la luz faríngea desarrolla un papel decisivo en la colapsabilidad de la zona, los aparatos intraorales modifican ciertamente este equilibrio de presiones facilitando la permeabilidad de las VAS.

El uso de prótesis orales para la roncopatía y la apnea del sueño no es una novedad terapéutica y el empleo de la aparatología intraoral en el tratamiento de las patologías obstructivas del sueño viene desde muy antiguo. Pierre Robin describe en 1902 el empleo de un aparato funcional "el monobloc" que adelanta la mandíbula evitando que la lengua caiga hacia atrás (glosoptosis) en pacientes con hipoplasia mandibular severa. Los primeros diseños de Robin se aplicaron en casos de hipoplasia mandibular o micrognatismo mandibular infantil.